Todos los caminos que te pueden llevar al crecimiento tienen un solo paso a seguir: Formalizar tu negocio.
Cerca de 2 millones de chilenos tiene su propio emprendimiento. Sin embargo, según cifras del Ministerio de Economía en el informe “Informalidad en el emprendimiento”, el 52,2% se encuentra en calidad de informal versus un 47,8% que trabaja de manera formal.
Emprendimientos como vender en la feria de la comuna, la reparación de máquinas, un taller de costuras o instalar un negocio de abarrotes en la población; son ejemplos de negocios simples que se pueden formalizar.
El no estar formalizado te priva de beneficios como éstos:
- Poder contar con un respaldo a la hora de solicitar un crédito en un banco.
- Tener la opción de poder contar con permisos municipales para vender y comercializar.
- Emitir facturas y boletas, lo que amplía la posibilidad de llegar a nuevos y mejores clientes.
- Generar contratos de trabajo y emitir boletas de honorarios para poder cotizar en el sistema previsional.
- Optar a beneficios económicos del Estado como Capital Semilla, recursos del FOSIS, entre otros.
En resumen, la formalización permite estar al día con todos los requerimientos que, a la vez, te ayudan a que el negocio se transforme en una pequeña empresa que funciona en orden y que es reconocida por nuestra sociedad.
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